Mary Poppins, la niñera de los Banks ¿de P. L. Travers o de Walt Disney?
Mary
Poppins...
Durante
casi treinta años (desde 1934 hasta 1963), serían los lectores de
lengua inglesa quienes disfrutarían de los exitosos primeros tres
relatos -llegarían a ser ocho- sobre Mary Poppins, una niñera
inglesa creada por la escritora australiana Pamela Lyndon Travers.
En
1964, le tocaría al mundo entero conocer a Mary Poppins a través de
la película producida por Walt Disney. Y la mente y la imaginación
de quienes la vieron se llenaría de música, alegría y escenas
inolvidables. El film fue un éxito en todos sentidos. Obtuvo cinco
premios Óscar, de los trece para los que fue nominada, y en 2013 fue
seleccionada para su preservación en el National Film Registry por
la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos como "cultural,
histórica o estéticamente significativa".
Travers,
nacida en 1899, y Disney, 1901, crecieron en la primera década del
siglo XX; la primera guerra mundial los encontró en la adolescencia,
y la segunda en plena madurez. Su percepción del mundo pudo ser
parecida. Además, tenían algo en común: su vocación por
entretener y su tenacidad para alcanzar sus metas. Y Mary Poppins,
por supuesto. Aunque no su visión de la misma. Porque, ¿dónde se
unen ambas obras? En apenas seis capítulos, de los doce que
conforman el primer libro.
La
Mary Poppins de papel, es una niñera inglesa auténtica. Enemiga del
sentimentalismo y los caprichos. Trabaja con honestidad. No disfraza
la oscuridad del mundo y prepara a los niños para eventualmente
enfrentar la realidad. La magia que puede percibirse como tal, podría
ser producto de la fantasía de los niños, de la imaginación
arrebatada ante los relatos con que la niñera los entretuviera. La Mary Poppins del cine vuela, desde el inicio, e introduce a toda la familia en un mundo mágico.
¿Qué
motivó a Walt Disney a transformar al personaje del cuento inglés
en una hermosa, alegre y sonriente nana americana que cautiva a todos
con sus ideales y canciones, si podía crear su propia historia?
En un
film reciente, “Saving Mr. Banks”, en el que los protagonistas
Walt Disney y P. L. Travers negocian la cesión de derechos para
llevar al cine a Mary Poppins, nos enteramos de que Disney se los
había prometido a sus hijas.
Aún
así, hay mucha distancia entre el primer libro “Mary Poppins” y
la película. Y no son sólo las canciones, la música o los dibujos
animados que son maravillosos. Sino... ¿cómo explicarlo?
Lo
más obvio primero: el personaje caracterizado por Dick van Dyke, que
en la película es tan importante como Mary Poppins, no existe en el
libro. Tampoco existen las escenas donde Bert inventa poemas, pasea
con Mary Poppins y los niños en el carrusel, ni la cacería del
zorro o el baile de deshollinadores. Fueron inventadas por el equipo
de Disney. Bert tampoco está en la casa del tío de Mary cuando
todos “vuelan”, aunque sí podría ser quien la acompaña a tomar
el té en el cuadro dibujado en la banqueta, pero sólo eso.
Y el
conflicto central de la película... todo el caos provocado por el
niño que quiere que el banco le devuelva su dinero para comprar pan
para las palomas y que se traduce en que el papá pierde su
trabajo... ¡Otra aportación de Disney!
En
el libro, el niño sí le compra a la vendedora la bolsita de pan. Y
no hay ningún problema. Tampoco el padre volará cometas con él.
Travers
no mandó a Mary Poppins a rescatar a Mr. Banks o a su familia. Ni el
señor ni la señora Banks tienen importancia; son otros los
personajes interesantes en los que ella apoya sus relatos. Y podemos
verlos a todos, rodeando a Bert, al inicio de la película, aunque no
conoceremos sus historias si no leemos el libro de 1934. Si lo
leyéramos, en cambio, podríamos descubrir lo que Walt Disney vio,
con sus ojos de adulto y su corazón de niño, cuando leyó con sus hijas el texto original.
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