sábado, 16 de septiembre de 2017

Mary Poppins, la niñera de los Banks ¿de P. L. Travers o de Walt Disney?

Mary Poppins...
Durante casi treinta años (desde 1934 hasta 1963), serían los lectores de lengua inglesa quienes disfrutarían de los exitosos primeros tres relatos -llegarían a ser ocho- sobre Mary Poppins, una niñera inglesa creada por la escritora australiana Pamela Lyndon Travers.
En 1964, le tocaría al mundo entero conocer a Mary Poppins a través de la película producida por Walt Disney. Y la mente y la imaginación de quienes la vieron se llenaría de música, alegría y escenas inolvidables. El film fue un éxito en todos sentidos. Obtuvo cinco premios Óscar, de los trece para los que fue nominada, y en 2013 fue seleccionada para su preservación en el National Film Registry por la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos como "cultural, histórica o estéticamente significativa".
Travers, nacida en 1899, y Disney, 1901, crecieron en la primera década del siglo XX; la primera guerra mundial los encontró en la adolescencia, y la segunda en plena madurez. Su percepción del mundo pudo ser parecida. Además, tenían algo en común: su vocación por entretener y su tenacidad para alcanzar sus metas. Y Mary Poppins, por supuesto. Aunque no su visión de la misma. Porque, ¿dónde se unen ambas obras? En apenas seis capítulos, de los doce que conforman el primer libro.
La Mary Poppins de papel, es una niñera inglesa auténtica. Enemiga del sentimentalismo y los caprichos. Trabaja con honestidad. No disfraza la oscuridad del mundo y prepara a los niños para eventualmente enfrentar la realidad. La magia que puede percibirse como tal, podría ser producto de la fantasía de los niños, de la imaginación arrebatada ante los relatos con que la niñera los entretuviera. La Mary Poppins del cine vuela, desde el inicio, e introduce a toda la familia en un mundo mágico.
¿Qué motivó a Walt Disney a transformar al personaje del cuento inglés en una hermosa, alegre y sonriente nana americana que cautiva a todos con sus ideales y canciones, si podía crear su propia historia?
En un film reciente, “Saving Mr. Banks”, en el que los protagonistas Walt Disney y P. L. Travers negocian la cesión de derechos para llevar al cine a Mary Poppins, nos enteramos de que Disney se los había prometido a sus hijas.
Aún así, hay mucha distancia entre el primer libro “Mary Poppins” y la película. Y no son sólo las canciones, la música o los dibujos animados que son maravillosos. Sino... ¿cómo explicarlo?
Lo más obvio primero: el personaje caracterizado por Dick van Dyke, que en la película es tan importante como Mary Poppins, no existe en el libro. Tampoco existen las escenas donde Bert inventa poemas, pasea con Mary Poppins y los niños en el carrusel, ni la cacería del zorro o el baile de deshollinadores. Fueron inventadas por el equipo de Disney. Bert tampoco está en la casa del tío de Mary cuando todos “vuelan”, aunque sí podría ser quien la acompaña a tomar el té en el cuadro dibujado en la banqueta, pero sólo eso.
Y el conflicto central de la película... todo el caos provocado por el niño que quiere que el banco le devuelva su dinero para comprar pan para las palomas y que se traduce en que el papá pierde su trabajo... ¡Otra aportación de Disney!
En el libro, el niño sí le compra a la vendedora la bolsita de pan. Y no hay ningún problema. Tampoco el padre volará cometas con él.
Travers no mandó a Mary Poppins a rescatar a Mr. Banks o a su familia. Ni el señor ni la señora Banks tienen importancia; son otros los personajes interesantes en los que ella apoya sus relatos. Y podemos verlos a todos, rodeando a Bert, al inicio de la película, aunque no conoceremos sus historias si no leemos el libro de 1934. Si lo leyéramos, en cambio, podríamos descubrir lo que Walt Disney vio, con sus ojos de adulto y su corazón de niño, cuando leyó con sus hijas el texto original.

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