"Rómulo, Remo y Rima reman con ramas" y otras (des)figuras...
Pues ya está visto que lo mío, mío, no es la rima. Y de allí a la poesía, a la verdadera, la de nuestro tiempo, que atribuye a Walt Whitman (1819-1892) reintroducir el verso libre en la poesía norteamericana y a William Carlos Williams (1883-1963) el ver en las cosas diarias y el lenguaje cotidiano la materia del poema, hay mucho camino por andar.
Sólo que estas dos aportaciones, por sí solas, no definen ni explican la poesía. Como tampoco la engloban las consideraciones formales, temáticas y sonoras que ayudan al poeta a expresarse.
El uso de recursos del lenguaje: figuras de pensamiento, de dicción, de construcción, es tan común en la vida diaria que las empleamos sin darnos cuenta: ironía, antítesis, paradoja, hipérbole, metáfora, comparación... entre las de significado; aliteración, anáfora, concatenación, retruécano... de repetición; y pleonasmo, hipérbaton, polisíndeton entre las de construcción.
Incluso normalizamos algunas expresiones, como las de Chespirito: “Como digo una cosa, digo otra”, “Fue sin querer queriendo”, “Se me chispoteó”; las de Cri-Cri que hace actuar como personas a animales y cosas: “Coman mosquitos cuara cua cuá,” dice la mamá patita al regresar del mercado. Las adivinanzas recurren frecuentemente al uso de repeticiones, comparaciones y juegos de dicción: “Te la digo y no la entiendes; te la vuelvo a repetir”, “Oro no es. Plata no es” (ambas son calambures: tela, plátano). Cuando exageramos: “Tiene un millón de ideas”, “Un hombre a una nariz pegado”; al usar la frase con intención diferente a la común, en sentido figurado: “Está muerta de envidia”, “el tiempo es oro, como pez en el agua, eres la luz de mi vida”. También en frases en las que alteramos el orden habitual de las palabras y hasta omitimos algunas: “La suerte de la_fea, la _bonita la desea” (mujer). Hasta cuando imitamos sonidos: kiquiriki, tic-tac, toc-toc, ring-ring (onomatopeya). Y en los trabalenguas: Pablito clavó un clavito... y chistes: “Un cuchillo le grita a una cuchara que pasaba por la calle: “Ey, cuchara”; como la cuchara no le contesta, el cuchillo dice: “parece que no escuchara”.
Captamos el mensaje sin mayor problema, pero no ponemos atención a la forma en que se transmitió: Las reglas sintácticas, la selección de vocabulario, las estrategias, los procedimientos, los recursos, los símbolos, los significados...; aspectos fundamentales en la realización de un poema.
Ese tipo de expresiones modifican el uso normal del lenguaje, ligeramente y no por error o para deformarlo sino con la intención de realzar una imagen, una idea, una emoción. En los poemas estos propósitos a veces se logran con la repetición de una palabra (al principio o fin de un verso o entre versos), o un sonido; otras, cambiando el orden “lógico” de alguno de los elementos; o agregando, o suprimiendo, enlaces o formas verbales; alterando algún vocablo; introduciendo expresiones coloquiales. O dando al vocablo un significado diferente al literal, lo que nos hace pensar en si es una comparación, se asocia con algo, simboliza otra cosa o, ya de plano exagera, se burla o está en clave.
Un ejemplo de retruécano (repetir una frase en sentido inverso) de Sor Juana Inés de la Cruz:
¿O
cuál es más de culpar
aunque cualquiera mal haga
la que
peca por la paga
o
el que paga por
pecar?
De Antonio Machado una concatenación (encadenamiento):
Todo
pasa y todo queda
pero lo nuestro es
pasar,
pasar
haciendo
caminos,
caminos
sobre la mar.
De Luis de Góngora y Argote una antanaclasis (usar la misma palabra, pero con significados diferentes: cruzado y escudo eran monedas) y calambur:
Cruzados
hacen cruzados
escudos
pintan escudos
y
tahúres muy desnudos
con
dados
ganan condados...
La Retórica permite estos “usos” si son un acierto al comunicar, pero cuando estorban son un vicio que hay que evitar. La repetición de sonidos dentro de un enunciado, por ejemplo: "Rómulo, Remo y Rima reman con ramas", si es intencional es aliteración, pero como vicio es cacofonía, por tanto, indeseable y hay que cambiar la palabra, el sonido, o expresar la idea de otra manera.
“Tres tristes tigres comen trigo en un trigal” sería ¿aliteración, o cacofonía? Según se mire; hasta podría ser una figura de pensamiento y no de repetición. Es como la usó el cubano Guillermo Cabrera Infante (1929-2005) que a su novela ganadora del premio Biblioteca Breve Ed. Seix Barral 1964, la tituló “Tres tristes tigres” asociando su percepción de la realidad cultural de Cuba en esos momentos, con la dificultad que presupone el concepto trabalenguas.
Para finalizar transcribo “La ausente” un poema escrito por el mexicano Efraín Huerta en 1935, cuando tenía 21 años y que forma parte de su poemario "Absoluto amor" publicado unos cuantos años antes de "Los hombres del alba" (1944) poemario con el que marca una ruptura con las formas poéticas utilizadas en ese tiempo.
Si intentáramos sobrevolar con un “dron” imaginario sobre ese campo intrigante y desconocido que es un poema, para ver si podemos sacar una foto aérea con alguna claridad ¿qué es lo que veríamos? O mejor ¿qué es lo que buscamos?
Como cuando vemos una pintura por primera vez. ¿Te fijas en la selección y equilibrio de colores, en la composición, en el tema, en el tamaño, en la habilidad del pintor, en la técnica, en los materiales, en la precisión para representar la realidad o abstracción del concepto, en si hay símbolos? Probablemente lo que vemos es la obra en conjunto; que puede despertar una emoción de agrado o no, dependiendo qué tan afín sea a nuestra sensibilidad. Y si somos entusiastas repararemos en los detalles, para valorarla más. Pero la necesidad de esta apreciación surgirá después de haberla visto.
Así también la poesía.
Si “La ausente” te dice algo en la primera lectura... valdría la pena hacer un zoom (acercamiento) para identificar la rima y alguno de los recursos utilizados.
La ausente
Arriba
del
silencio
con la luz en declive
mi retrato
de niebla.
Puramente
un clavel
y una gladiola. Y tú,
dominadora de ti misma,
aguja
en mi cerebro,
síntesis de mi edad.
La meditación
diaria,
como una resbaladiza
palabra de ternura,
se me clava
en el pecho:
seguramente oye
la
rapidez absurda de mi sangre
o el fin de tu recuerdo
sobre mi
piel. Arriba,
donde
las palabras se
vuelven
pedazos
de cielo,
un algo
de mi muerte se siente.
Tiniebla
tibia,
dibujo
de
mi voz.
Efraín Huerta (1914-1982)
P.D.: En estas páginas explican con claridad ¡y ejemplos! las figuras literarias. Muy completas. https://concepto.de/figuras-retoricas/#ixzz8XaYDnpSH y en https://concepto.de/figuras-literarias/#ixzz8XaYqcDdN