sábado, 24 de febrero de 2024

Esto no es un lápiz. Ce nést pas un crayon

Allá por 1929, el pintor belga René Magritte exhibió su obra: “Ceci n´est pas une pipe”, que se traduciría como “Esto no es una pipa”. El título causó mucho ruido pues lo representado era precisamente una pipa. Parece que entre otras inquietudes trataba de cuestionar la relación entre lo pintado y la realidad.


Creo que esa misma necesidad de una mirada analítica, entre lo real y el símbolo convencional puede ser aplicable al lenguaje, al signo lingüístico, a la palabra.


De allí que diga: “Esto no es un lápiz” cuando quiero hablar de la “palabra” lápiz y no de aquellos Mirado con los que aprendí a escribir, y acababan mordisqueados y rasgando el papel cuando la goma de borrar casi se había terminado. ¡Aunque intentaras borrar con mucho cuidado...!


Si no es un lápiz...


Pues habrá que empezar por desmenuzar la palabra; buscar sus genes, sus moléculas, su esencia, su alma; comprender lo que cada una de sus partes aporta al significado. Porque cada partícula cuenta.


Sería más fácil desbaratar el lápiz, o cualquier otro instrumento que, como él, sirva para escribir, dibujar, pintar. Al desarmarlos en piezas, veremos semejanzas en lo que les da cuerpo: la forma, el tamaño, el material... Pero no en lo que los identifica como únicos: grafito, pigmentos de color, tipo de tinta; en eso son distintos. Y tomarán el nombre acorde a su diferencia: lápiz, pluma, bolígrafo, lapicero, marcador, crayón, color, bicolor...


Bueno..., no exactamente. El lápiz no tiene nada de “piedra”, sino grafito, como sabemos; y en la pluma es la tinta lo que la hace diferente. Cada quién bautiza al niño como quiere, o según el santoral del día... ¡Qué remedio! Desde el paleolítico nos ganan por mano... Para pintar usaban el polvo rojo de la piedra nombrada lapis hematites por los latinos, quienes se referían a él como lapis (piedra) varios siglos antes de que se escribiera con grafito. También en la antigüedad descubrieron cómo usar las plumas de las aves para escribir con tinta. Las cortaban con una navajita cortaplumas que posteriormente, siglo XIX, servirá para sacarles punta ¡a los lápices! Algo como las Gillette con filo en un sólo lado.


Entonces, la pluma estilográfica aunque tenga la misma raiz, no es una pluma, al grado de que ni asociamos las plumas de escribir con las de ave. Pero plumero y plumaje sí mantienen su significado etimológico en el lexema del que se derivan; igual que lápida, lapidario, lapidar lo hacen con lapis: piedra. En cambio, el morfema lápiz, por su etimología casi hermano gemelo de lápida, aportará su significado adquirido de “instrumento para escribir” a su familia léxica: lapicero, lapicera, lapicito, lapizar, lapizote, lapizucho, portalápices, afilalápices...


De vuelta al término “lápiz” es, como toda palabra, un morfema: “unidad mínima de comunicación con significado completo”. Igual que pluma y lapicero. Por tanto cada una está formada por partículas con significado: lexemas, gramemas, derivativos.


Si las “desarmamos”, vemos que las tres tienen lexema, o raíz; el significado base, el alma de la palabra. Pero los lexemas pueden ir solos como en lápiz; acompañados con gramemas nominales (o verbales) como en plum-a (o en lapiz-ar) y/o con derivativos (prefijos, sufijos); con estos últimos se forman las palabras derivadas: lapic-ero (o des-plum-ar). En cualquier caso seguirán siendo morfemas, con la misma esencia pero transformados, como podemos apreciar renglones arriba con la familia léxica de lápiz, que ajusta su escritura en cada palabra a las reglas de ortografía independientemente de la escritura y acentuación en el lexema matriz: lapis, lápiz, lapicero, lapizucho.


Llama la atención cómo entre las palabras, aparentemente iguales en su formación, también parece haber diferencias “clasistas”. ¿O será entre los objetos? ¿Pues de que otra forma se explica que se use la polisémica palabra pluma, y no lápiz, para referirse a un escritor de renombre, a un estilo de escritura, e incluso se fabriquen plumas de marca con el nombre de grandes personalidades? ¿O de las familias de Game of Thrones? 


Se acostumbra decir: pluma libre, pluma transgresora ¿y cuál adjetivo para el humilde lápiz con el que aprendimos a escribir? Un escueto: "Esto no es un lápiz: es un morfema..."


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