lunes, 21 de febrero de 2011

El lado oculto del amor. El gran engaño.

Pues me leí los 15 artículos que salieron en El Universal, del 1 al 15 de febrero, con respecto al tema del amor de pareja. O a propósito del día de San Valentín.
Todos los artículos, serios, formales, acertados en sus comentarios y consejos. Las personas entrevistadas eran profesionales en el campo de la sicología y siquiatría. Terapeutas, expertos. Las lecturas me parecieron no sólo interesantes, sino vitales.
¿Existe el amor de la vida? Era uno de los temas. Cómo sobrevivir a la pérdida del amor, era otro. Los amores destructivos, cómo reconocerlos y qué hacer para salir de uno; ¿El amor a la distancia, puede funcionar?; ¿Se puede amar a dos personas al mismo tiempo?; Internet como cupido y las consecuencias de mentir en las redes sociales para encontrar el amor; Los que no se enamoran, o tienen fobia al amor; y así. Todos los temas abordaban el amor desde un ángulo desmitificador.
Pero, ¿qué es amor? ¿Podemos todos amar? ¿Tenemos una media naranja y debemos buscarla hasta encontrarla? ¿Hasta dónde debo resistir el maltrato del amor de mi vida? ¿Y si ya no lo amo? ¿Por qué no lo amo? ¿Y si deja de amarme?
Las respuestas parecen ser:
Sí, el amor existe. Pero no es mágico. Sí, corres riesgos de no ser amado, ni aceptado, de sufrir, pero si quieres amar, tienes que atreverte... Sí, el amor es posible a cualquier edad, y se puede tener más de un amor de la vida "en la misma vida", o se puede tener la ilusión de amar a dos al mismo tiempo según el criterio de valor "amor" que se considere...
Solo que indefectiblemente nos encontramos con que en cada texto aparecen las condiciones: para poder amar, debes amarte. Para poder amar debiste tener una niñez con amor. O sanar la orfandad amorosa. Para poder alcanzar el verdadero amor de tu pareja, debes estar sano. Y debes comprometerte, dar y recibir respeto. Para ser aceptado, aceptar, pero antes aceptarte. Conocerte, y conocer. Reconocer el cambio que se va dando en las distintas etapas de nuestra vida, y madurar. Defender el amor desde el yo sano, maduro, feliz...
En todos los textos está implícito el mensaje: tú eres una persona que vale por sí misma. Tú puedes ser feliz solo. Y amar sin ser correspondido. Y buscas en el otro, no su identidad sino el compañero para compartir la vida, para trascenderla quizá, pero no a través de él sino junto a él.
Difícil y maravillosa tarea, experiencia, o vivencia es ésta del amor de pareja.
Quién enfrenta este reto descubre una aventura incesante. El amor de pareja no es un final de cuento, ni un sueño idealizado. Hay espinas, desastres, complicaciones. Decisiones que ya no son de uno solo, problemas que se heredan, limitaciones que surgen... Tampoco viene con su manual de procedimientos... Ni se garantiza el éxito, la felicidad, o el bienestar. En vivirlo está la recompensa.

sábado, 12 de febrero de 2011

Carta de Amor a México, de Dresser para reflexionar...

Copio el texto tal cual de Denise Dresser. Reflexión oportuna la que ella plantea. Y no sólo para este momento o país. Y agrego esta liga "nota biográfica" por si quieres saber un poquito más sobre ella. http://www.quien.com/perfiles/denise-dresser

 

Carta de amor

Denise Dresser
10 Ene. 11

Publicada en el periódico Reforma 

Días de cinismo. Días de desasosiego. Días de desconsuelo. Días de sentir, como lo escribiera Shakespeare en Enrique VI, que sopla un mal viento que a nadie beneficia. Así se siente vivir en México a principios del 2011. Así se siente contemplar la violencia y a los violentos, los asesinatos y a los asesinados, el resurgimiento del PRI y al encopetado que lo encabeza. La atmósfera prevaleciente es escéptica, dura, socarrona o incluso resignada. Y usted, lector o lectora, se preguntará si tiene algún sentido hablar desde ese músculo terco que es el corazón y mantener la esperanza cuando muchos han intercambiado el optimismo por la amargura, el ánimo por la desesperación, la fe por el pesado fardo de la desesperanza. Parecería que una densa neblina de miedo e incertidumbre se ha posado sobre el país y hace difícil distinguir el blanco del negro, el bien del mal, lo correcto de aquello que no lo es.
Y de allí la importancia, advertida por Boris Pasternak, de retomar nuestros deberes ante el infortunio: creer y actuar. De reflexionar aunque solo sea un momento en las siguientes preguntas: ¿Cuáles son las palabras que capturan sus creencias más fundamentales? ¿Puede nombrar un principio que guía su vida? ¿Cuál es la verdad descubierta que lo sigue alentando? Si se preguntara “¿en qué creo?”, ¿cuál sería su respuesta? Planteo estas interrogantes con la idea -como lo hizo National Public Radio en Estados Unidos- de reunir ideas para escribir una especie de himno nacional, una celebración de la multiplicidad, una cartografía de nuestras convicciones colectivas, una carta de amor al país que llevamos debajo de la piel. Una forma de trascender lo que nos divide para recolectar aquello que nos une a pesar de las preferencias políticas, los prejuicios, el género, la edad, el camino andado.
Se trata de decir yo creo en México. Creo en la poesía de Efraín Huerta. En los hombres del alba y las mil voces descompuestas por el frío y el hambre. Creo en el país bello como camelia y triste como lágrima. En la ronca miseria y la gris melancolía. Amplio, rojizo, cariñoso, país mío. Lugar de ríos y lagos y campos enfermos de amapolas y montañas erizadas de espinas. Yo pienso en el futuro nuestro, en la espiga, en el grano de trigo, en el ancho corazón mexicano de piedra y aire.
Mi gran país, un criadero de claras fortalezas. La valentía de Carmen Aristegui. El compromiso de Lydia Cacho. La memoria de Germán Dehesa. La buena huella de Carlos Monsiváis. La inteligencia de Lorenzo Meyer. El tesón de Sergio Aguayo. La generosidad de Consuelo Sáizar. La amistad de Rossana Fuentes Berain. La visión de Manuel Arango. El compromiso de Marta Lamas. País duradero entre penas y esperanzas carcomidas, gracias a esos mexicanos de alto cielo con vida que nos dan luz y sustento. Mexicanos que son acero y alma y alimento diario.
Yo creo en el patriotismo, en la justicia social, en la creatividad, en la participación, en el servicio, en los derechos individuales, en lo que mira más allá de las fronteras de los hombres varados, cínicos, fríos, con ojos de tezontle y granito. Yo creo en el amplio país donde caben los homosexuales y los católicos y las madres solteras y los rezos privados y la laicidad pública y los que creen en Dios y los que dudan de su existencia. A ratos, triste país donde la cobardía y el crimen son pan diario y a pesar de eso lo quiero. México negro, colérico, cruel y a las vez tibio, dulce, valiente porque en sus calles viven hombres y mujeres de buena voluntad.
Yo creo en México. En el país de rosas o geranio, claveles o palomas, manos o pies, panistas o perredistas, derechas o izquierdas, saludos de victoria o puños retadores. Porque el Corán enseña que Dios nos creó de una pareja única y nos moldeó en naciones y tribus para que pudiéramos conocernos, no para que pudiéramos odiarnos. Porque debajo de los ojos de fuego y los chorros de insultos y la brutal tarea de pisar mariposas y sombras y cadáveres, hay lo que nos pertenece. Lo que vierte alegría y hace florecer júbilos. Las limpias decisiones de tantos mexicanos que saltan, paralizando el ruido mediocre de las calles, dando voces de alerta. De esperanza. De progreso. Voces para pelear contra el miedo, contra la corrupción, contra la impunidad, contra el abuso, contra el ejercicio arbitrario del poder, contra el río de fatigas.
Te declaro mi amor, magnífico país. Ojalá otros, muchos, lo hagan también. Lancen al aire o plasmen en una hoja de papel o envíen a denise.dresser@mexicanista.com aquello que aprecian de México. Esta patria, vidrio molido, patria navaja, patria rabiosa, patria melancólica, patria abandonada. Pero patria al fin. A ti te mando un corazón derretido, un torpe arrebato de ternura, una lámpara tenue frente a mis ojos, unas ganas inefables de seguir luchando afanosamente para que el alba sea alba y México pueda ser lo que me imagino. Porque como dice mi amiga la chef Martha Ortiz Chapa, y lo repito todos los días al usar las palabras como espada desenvainada: siempre me gustó ser mexicana; siempre me gustó ser mexicana.

miércoles, 9 de febrero de 2011

2.- Manipular, manipulado, manipulador

Manipular, manipulado, manipulador. Tres palabras difíciles. Podríamos decir que indeseables. E inaceptables.

¿Qué es manipular? ¿Quién y por qué manipula? Y el manipulado, ¿por qué no interrumpe una relación que lo conduce a la infelicidad?
 
Este es un tema interesantísimo, principalmente porque todos vivimos un poco esa cualidad, aparente manipulación, cuando pretendemos lograr algo que deseamos y que depende de la voluntad, la decisión o la acción de otro para que la consigamos.

Pero no estamos hablando de esa inocente "forma de manipular", ni de la que emprenden los medios cuando quieren conducir la opinión o la voluntad de las masas. 

En este caso hablaremos de la manipulación interpersonal, que se vale de explotar las emociones del manipulado en forma continua y con efectos destructivos para la "víctima". A la que le genera sentimientos de culpa tanto si actúa en un sentido o en otro o si deja de actuar....

Que lo inhabilita para tomar decisiones, le disminuye la autoestima, le causa depresión profunda, genera dependencia extrema hacia el victimizador, lo segrega de su grupo familiar y de amigos, lo incapacita para descubrir su dependencia y la forma de salir de la trampa emocional en la que se encuentra lo cual además le genera la "esperanza" de que su "victimizador" puede cambiar y de que es inocente de todo el daño que le provoca (o de que incluso ni siquiera se da cuenta porque lo evitaría).

Este tipo de manipulación destructiva, desafortunadamente, puede estar presente en más relaciones de las que imaginamos. Entre padres e hijos, entre parejas, entre compañeros de trabajo... Por eso es importante tomarse un tiempo para conocer el esquema de este problema y analizar si estamos dentro de una relación manipuladora, o bajo la influencia de un manipulador.

Existe bastante teoría al respecto. Así, podemos encontrar las características generales de una personalidad manipuladora, y encasillar algunos "tipos" de manipuladores: el dominador/despótico, el irresponsable, el simpático, el de perfil bajo, el profeta, el seductor, el generoso, el culto, el explosivo, el desvalido, el dependiente, el enfermo, el cizañero, el perverso. Aunque el manipulador en realidad se oculta tras las máscaras anteriores, (le han llamado "lobo con piel de oveja") y las intercambia a necesidad o placer para provocar en la víctima la respuesta que él (o ella) necesita, y continuar controlando y haciendo sentir culpable y atrapada a la persona dominada.

El perfil sicológico del manipulador nos revela entre otras cosas que es una persona con autoestima más baja de lo normal, que se cree un sabelotodo, que carece de empatía, egoísta, irascible, carente de la capacidad de amar, y con carencias afectivas fuertes originadas en su niñez. Y dentro de su modus operandi está el manejo de una comunicación manipuladora, es decir, no clara, directa, ni precisa. Podríase decir que incompleta, sugiriendo que el receptor es incompetente por no descifrarla adecuadamente. Además, recurre a la evasión, ni aclara, ni responde para generar más confusión, incertidumbre y malestar en la víctima. Estos y otros de sus recursos pueden identificarse. E igualmente podemos conocer las estrategias para evitar tanto a los manipuladores como ser manipulados. 

Lo cual nos lleva a identificar el tipo de personas vulnerables a caer en la "trampa" del manipulador. En principio, las personas con alguna carencia afectiva o falta de autoestima son propicias a ser víctimas, pero también quienes tienen una alta conciencia de valores éticos son susceptibles por su tendencia a confiar, querer, compartir, ayudar, etc. 

Para romper la dañina relación manipulado-manipulador no se debe confiar en la voluntad del manipulador, porque no va a cambiar ni cooperar; la víctima debe primero descubrir lo nefasto de su relación y desear salir de ella; debe confiar en sus propios sentimientos y no en sus justificaciones o racionalizaciones; debe separarse del victimizador, y buscar ayuda si su personalidad está fuertemente deteriorada... Su principal estrategia de defensa es estar atento a sus emociones, y cambiar. Y perseverar en mantenerse lejos de las influencias manipuladoras aplicando algunas tácticas de preservación.

viernes, 4 de febrero de 2011

Cronología de un romance...

Hace unos días tuve la buena fortuna de disfrutar de la primera temporada de Gilmore Girls. El tiempo era extremadamente frío y no se antojaba salir de casa. Y con sorpresa y deleite decidí descubrir el mundo de las chicas Gilmore.
No sé si son dos o tres, pues la abuela es el personaje fundamental en la personalidad de las otras dos Gilmore: Lorelei y Rory, aunque creo que la intención inicial es de que sean sólo estas últimas. Se antoja  sea mucho más que una serie que trate las relaciones entre madre e hija. (En cuyo caso deberíamos incorporar de nuevo a la abuela).
Es una divertida e ingeniosa comedia que propone ver el mundo actual desde otro ángulo. Pues el que habitualmente damos por aceptable tiene cualidades difíciles de aceptar. Así pues, como si se tratase del mundo bizarro de Supermán, todos los habitantes son felices renegando de sus trabajos, odiando y despreciando a sus clientes, corriendo (literalmente) cada vez que se tienen que enfrentar a un problema, peleando abiertamente (y sin consecuencias, el odio y el coraje simplemente se apagan y sin lanzarse un cubetazo), evadiendo cualquier tipo de conversación constructiva... (Lo cual es en sí uno de los más maravillosos aspectos de esta serie... sus diálogos evasivos son extraordinarios, cuestionantes, creativos, actuales, cultos) e incluso todo tipo de comunicación. Todos los personajes son increíblemente perceptivos y conscientes de las emociones, aún sin  explorar, de los protagonistas. Quienes en ese aspecto, tal vez se asemejen a un personaje de la vida real, ya que conocernos internamente es tarea de filósofos (Sócrates).

Una parte de la trama que añade interés a lo ya dicho es la historia de los romances simultáneos de madre e hija. Sorprendentemente ambas viven sus aventuras amorosas en coincidencia de tiempo y desenlace... Divertido... (ya que una tiene 16 años y la otra 32).
Veamos pues, la cronología de los romances de las chicas Gilmore... (en la primera temporada)

1.- Aparece el galán de cada una y se da el acercamiento por parte de él. Tal vez valga la pena aclarar que la serie es cien por ciento feminista, además de que defiende todo tipo de causas: nobles, ideales, perdidas, etc.
2.- La chica Gilmore responde con indecisión, se retira, rechaza, se burla, etc...
3.- El galán despreciado, pero correcto enamorado, respetuoso y sensible del derecho de la joven a rechazarlo, cansado de insistir, ofrece una disculpa y externa su decisión de dejar de perturbar la vida de su amada...
4.- La chica Gilmore responde automáticamente que... ¡Sí está interesada! Y los galanes reciben: inesperado beso o arrebatadora intimidad... como demostración. Felicidad suprema para el desalentado galán que alcanza la cumbre de su deseo...
5.- Pasan dos o tres meses de relación dichosa. Ninguna sombra en el horizonte. Los galanes deciden pasar la relación de nivel, declarar un "te amo" después de tres meses de intensos e inocentes besos, en un caso y patinar en familia y tal vez dormir en casa de Lorelei, en lugar de en casa del galán como ha sido lo habitual...
6.- Las chicas Lorelei descubren que no están seguras de querer continuar en la relación, se sienten imposibilitadas para descubrir si lo que sienten es o no amor, o si el galán es la "pareja perfecta". Descubren que no son capaces de articular un: "te amo".
7.- El (o los) galán acepta el rompimiento y desaparece del escenario con dignidad. 
8.- Las chicas Gilmore sufren tanto su relación concluida que optan por "tirar" (en principio) todo lo que les recuerde al objeto de sus incertidumbres amorosas. Así van a dar a la basura: ropa, (aún sin estrenar pero que le gustó a él), recuerdos de la niñez, (porque lo tuvo en sus manos), regalos, fotos, libros... Todo lo que pueda de alguna manera asociarse al amor fallido.
9.- En un periodo relativamente corto, las Gilmore exploran un galán sustituto. Dos días después Rory se besa con el compañero que más odia y Lorelei tiene una noche pasional con el padre de su hija...
10.- El duelo de las Gilmore continúa por dos o tres meses más y los galanes se mantienen en silencio.
11.- Otros candidatos empiezan a considerar acercárseles aunque se saben descartados de antemano.
12.- Las chicas Gilmore resuelven buscar al galán original y confesarles que les interesa volver a mantener una relación... (Te amo, idiota, será la frase de Rory, Lorelei será bastante más apasionada... brincará sobre una mesita y la hará rodar, para poder demostrar su decisión)
13.- Aquí casi termina la temporada, cuando el galán de Lorelei le propone matrimonio y ella... duda en la respuesta ¿Se enojará su "amigo fiel"? Primero deberá consultarlo...
Y hasta aquí llegamos. ¿Cómo continúan las "chicas" sus respectivos romances? ¿Finalmente se decidirán y comprometerán, madurarán y se expondrán a ser rechazadas o a encontrar la felicidad? ¿o seguirán siendo interminablemente evasivas? No me lo cuenten, pienso disfrutar las seis temporadas que me faltan...