Promesas de amor imposible: El Milagro (1959) y El ocaso de un amor (1999)
¿Una promesa espiritual es mucho más fuerte que el amor humano?
Era 1959. Yo tendría nueve años y en matiné dominical el colegio de religiosas nos proyectó la película "El Milagro". Con Carroll Baker y Roger Moore y dirigida por Irving Rapper.
Teresa, novicia en el convento del Valle de Miraflores, a punto de profesar y devota de la Virgen María se enamora de Michael Stuart, (oficial inglés a las órdenes de Wellington), que combatirá para expulsar a los franceses del territorio español y contra el imperio napoleónico tanto en las batallas de Salamanca y Arapiles en 1812, como en la de Waterloo, cerca de Bruselas, el 18 de junio de 1815.
Entre tanta guerra, no sé si la intención era fomentar vocaciones entre las colegialas. Pero a mí me conmovió profundamente el juramento que la novicia hace a la Virgen María en la adaptación de la película, pues el tema, tomado de una leyenda de la Edad Media, de tradición marianista europea, era un poco más simple y no lo incluye: Una religiosa seducida con engaños, falta a sus votos, se arrepiente del desliz y reforzada en su fe regresa al convento para descubrir que la Virgen de su devoción ocupó su lugar para que nadie notara su ausencia.
El enfoque en la película es algo diferente:
- Cuando la Virgen toma el lugar de Teresa, el pueblo sufrirá sequías y enfermedades que cesarán cuando la joven regrese a cumplir su promesa, pues la imagen de la Virgen a la que le rezaban desaparece misteriosamente.
-Además, Teresa no es seducida con engaños como la religiosa de la leyenda. Suplica y hace un juramento sin que nadie, sino el amor que siente por Michael, la obligue: Con gran fervor se ofrece a la Virgen a cambio de que el soldado sane. Pidió un milagro y se le concedió, pero ella rompe su promesa y huye del convento en su busca.
Cierto que ambos jóvenes están verdaderamente enamorados y eso debería significar algo... Pero una promesa es una promesa. Y Teresa, que ha renegado de su fe y cree que Michael está muerto, sabe que debe cumplirla. Cuando la víspera de la Batalla de Waterloo descubra que él vive, finalmente comprende que su obligación es regresar al convento y renunciar a él.
Y ése es el punto. La decisión de Teresa de retomar los votos parece más un sacrificio por amor que el llamado de la fe.
Tal vez es lo que Irving Rapper quería contarnos, una historia de un amor verdadero imposible. No de un amor que no se logre porque los enamorados mueren, como Romeo y Julieta, o porque se interponen entre los amantes las promesas de fidelidad a la pareja previa, como será el caso de Tatyana y Onegin o en Los puentes de Madison.
Sino una historia de amor verdadero, auténtico, correspondido que exige renunciar al amor por el bien del amado.
No sé. Como la historia que cuarenta años más tarde, en 1999, dirigirá Neil Jordan con Julianne Moore y Ralph Fiennes, basándose en la novela de Graham Greene de 1951: The End of the Affair. Aunque ya antes, en 1955, la habían protagonizado Deborah Kerr y Van Johnson bajo la dirección de Edward Dmytryk.
En esta película "El ocaso de un amor" que se desarrolla en Londres durante la Segunda Guerra Mundial, la agnóstica Sara Miles, (al igual que la novicia Teresa) ruega y hace un juramento "a cualquier ser sobrenatural que la escuche" que le haga el milagro de volver a la vida a su amante, quien acaba de morir junto a ella alcanzado por una bomba. Y a cambio ofrece en sacrificio renunciar a él. Cosa que hará de inmediato al serle concedida su petición. A pesar de que ella lo seguirá amando y él se rehúsa a terminar la relación, ella se mantiene firme y cumple su promesa. El amor de Maurice Bendrix por ella, por otra parte, se convierte en odio.
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