viernes, 13 de diciembre de 2013

Los motivos de Scherezada

Mil noches y una noche, dicen las habladurías, las pasó Scherezada al filo de la sentencia de muerte.
Porque el Sultán, su marido, había hecho un doble juramento: matrimonio y muerte. En su corazón dolido por la traición femenina, la solución que Schariar encontró era la de contraer matrimonio diariamente, al atardecer, siempre con una joven virgen  y después de gozarla por una sola noche, mandarla ejecutar al amanecer del día siguiente...
Y fiel a su promesa, inflexible, el Sultán daba la orden de ejecutar a la recién desposada de la noche anterior... Y así seguiría, hasta el fin de sus días, que no de sus fuerzas o virilidad, según sugiere el célebre manuscrito, de no ser por la astucia de la hija del visir.
Ella supo intuir que el Sultán no sólo debía sino quería detener aquellos macabros esponsales. Aquel incesante desfile de ingenuas y empanicadas vírgenes que en medio de su despertar íntimo y de su inexperiencia sexual, debían sobreponerse (o simularlo al menos), al terror de la muerte inminente. ¡Ah, pero la hermosa e inquieta hija del visir también discurrió el recurso para lograrlo! Y no sólo eso, se sentía tan confiada (¿o no?) de su estrategia que apostó el todo, o sea ella misma, su vida, en la realización de su plan.
Sherezada, según nos dicen, era joven, culta, y agradable. Además de narradora extraordinaria, cuyo talento no consistía exclusivamente en dominar la historia, sino en dosificarla; habilidad que le permitía mantener la atención durante la jornada narrativa y sugerir que la siguiente ofrecería mejores y más sorprendentes temas que los expuestos en ese momento. De lo contrario, de no cumplir con la expectativa, (bien lo sabían todos, no sólo ella,) sería ejecutada.
La interrogante entonces sería ¿Cuáles son los motivos de Sherezada que la impulsan a contar para vivir?
Detener la mortandad femenina, evitar una confrontación entre el pueblo y el sultán, llegar a ser sultana, salvar a su padre de una muerte injusta, convertirse en heroína, demostrar su superioridad intelectual y su capacidad de seducción, ¿o simplemente divertir y divertirse? 
Cualesquiera de los anteriores motivos parecen más producto de la ingenuidad que de la experiencia (aunque el último encierre una filosofía de vida). Pero, a juzgar por la conclusión de los relatos contados en Mil y una noches, Scherezada logró su objetivo. Sigue viva y divirtiendo.

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