lunes, 27 de enero de 2014

Si crees en Santa

Mejor ni te metas a la red a investigar, si crees que Santa Claus era un obispo cristiano, blanco. Tampoco si piensas que el Taj Mahal, en India, fue construido como muestra de amor del rey mogol Sha Jahan a su fallecida esposa. O si crees que la afamada Elizabeth de Inglaterra fue una mujer, hija de Ana Bolena. Y estás convencido de que el rey Salomón es un personaje histórico poseedor de la sabiduría. Que Shakespeare escribió todas las tragedias, comedias y poesías que se le atribuyen. Al igual que Cervantes fue el autor del Quijote e inventó a Cide Hamete Benengeli...
Podrías llevarte una sorpresa complicada si te sientes seguro de lo que sabes, incluso si crees lo contrario de lo anterior... En cualquier caso, ¿qué creer?
Porque aunque aparentemente todo cambia, y lo aceptamos: aceptamos con naturalidad que el día se convierte en noche y la noche en madrugada, y ésta de nuevo en día... de un año de doce meses -en Etiopía de trece-. Y es sabido que según desde dónde se mire la historia, no sólo el héroe deja de serlo, también el oprimido ocupa el pedestal. Y comprendemos que el río en que pudiéramos bañarnos la segunda vez ya no sería el mismo de la vez primera, o que la Roma de antes del incendio y la del rostro actual son una sola y milenaria...  así y todo, de algunas cosas no esperamos cambios. 
No dudamos, no nos las cuestionamos. Y tal vez hace falta... o tal vez no. ¿Quién saldría ganando -¿o qué se perdería?- si, procurando darle credibilidad al personaje, al tenor de una comprensión seudorrealista de nuestra época, hacemos que Sherezada busque el amor en brazos diferentes a los del sultán Shariar?  
A veces, por accidente, descubrimos un secreto que nos desencanta. En otras, no descansamos hasta resolver la incógnita y la respuesta pudiera o no gustarnos. 
Pero allí están, lejos o cerca de nosotros: la imprecisión, la incertidumbre, la vaguedad; el engaño fortuito o ex profeso; el tiempo que lo cubre todo, lo corrompe, lo desvanece, lo transforma. Y nosotros procurando, con las mudables piezas de este rompecabezas, formar alguna imagen que nos dé sentido ¡antes de que todo lo que sabemos vuelva a cambiar!

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