Los testimonios de Elena Garro sobre Mariana
Para leer “Testimonios sobre Mariana”
no necesitas saber (y más bien deberías ignorar) quién es Elena Garro; o que escribió esta obra en 1965, ya concluida su relación con Octavio Paz; o que la publicó en 1981 y obtendría con ella, entre otros, el premio
Juan Grijalbo. Tampoco se requiere ningún
conocimiento sobre la vida íntima, personal
o profesional de la autora. Podemos dejar de lado, incluso, la
fuente de inspiración para intentar entrar, sin prejuicios, a su lectura.
Lectura en la que, con una fuerza descriptiva extraordinaria que estará presente en todo el texto, encontraremos una maraña de emociones reprimidas, dependencias
extrañas, acciones o pasividades incomprensibles, afectos
apasionados... todo justificado en el miedo, más bien pánico, que
envuelve la vida de Mariana y que es provocado calculada y perversamente por el esposo, según los tres testimonios que
conforman el libro y que son a favor de
Mariana:
Vicente la ama con desesperación y desesperanza. Gabrielle
da el enfoque femenino y corrobora la opresiva vida de su amiga a
quién ella no puede ayudar sin perder su trabajo y André vivirá
con el recuerdo de ella persiguiéndole por más de diez años.
Los tres
testigos, independientemente de la magnitud de su devoción hacia
Mariana, resultan totalmente impotentes para rescatarla de la relación destructiva en la que ella se encuentra atrapada, en gran parte debido a que es la
propia Mariana quién les exige la inacción, algunas veces
abiertamente, por miedo y otras por su conducta incoherente, que no intenta justificar.
Ni Vicente, ni Gabrielle o André, logran conocer
a Mariana o sus propósitos, pues ella continuamente los desconcierta con sus
silencios y repentinas demandas. En cambio a Augusto lo perciben con absoluta claridad como
cruel, vengativo, obsesionado con destruirla, sin justificar este
profundo odio con alguna acción provocada por la esposa a quién él
no se cansa de vejar y denigrar. Lo sorprendente es que todo el
universo que rodea al matrimonio, excepto ellos tres, se deja engañar por Augusto y se
unen a él y aprueban y aplauden sus decisiones.
¿Qué pretendía la autora con este
texto?
Creo que quería crear indignación,
antes que nada, hacia la figura del esposo brillante y exitoso que no
respetaba la individualidad de su mujer y no le permitía
desarrollarse a su vez con brillo propio.
Al empezar la narración con un
matrimonio ya en destrucción, Elena Garro no nos permite saber las
afinidades en las que se basó la unión de los protagonistas y, por tanto, tampoco nos
enteramos de las deslealtades que la destruyeron.
Es muy extraño que a pesar de que
Testimonios sobre Mariana parezca querer retratarla, en realidad nos
la oculta. La autora se cuida mucho de mostrarla directamente. Son
sus amigos quienes la compadecen e intentan justificarla y es a
través de ellos que nos llegan los juicios negativos de quienes no
la aprecian. No hay testimonios directos de la otra parte. Ni
siquiera hechos neutrales.
La narración, no obstante, tiene sus
méritos y atractivos. Tanto en el planteamiento, como en la creación
de imágenes, en el lenguaje y la construcción de la historia, como
en los juegos temporales se percibe la maestría de la autora. Aunque
no queda muy claro qué pasó con Mariana, en parte debido a que ella es contradictoria; los mismos narradores están sorprendidos por lo que
ignoran pero suponen, imaginan, creen que...
Sin saber quién era Elena, ni atribuir como fuente de su inspiración su vida, resulta interesante su esfuerzo en esta
historia en que la autora a todas luces no pretende encubrirse como el personaje y juega a desdoblarse en observador y sujeto observado con
resultado un tanto ingenuo. Ella, la autora, se percibe (y recrea) a
sí misma al tiempo que encarna al observador, -uno solo, desde tres
ángulos distintos-, quien la idealiza al extremo de elevarla a
categoría de dios abandonado por los suyos. Sin que esto signifique
que Mariana, el personaje, no quede invicta. Y en esto radica la belleza y la
ingenuidad que contradice el texto.
Es difícil leer “Testimonios sobre
Mariana” sin caer en las trampas preparadas por "la Garro" que desde
el inicio te obligan a tomar partido: O estás a favor de Mariana y
de inmediato la asumes como una deidad en cautiverio a la que nadie
puede ayudar a liberarse de sus cadenas, o intentas infructuosamente
encontrar una justificación menos cruel para entender el odio
desmedido del esposo y la sociedad que no solamente lo apoya
incondicionalmente sino que aplaude sus brutales acciones. Pues para la escritora, ya se sabe, escapar con felicidad de su aprisionamiento no es opción.
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